martes, 2 de julio de 2013

LA LECHUZA

 
La lechuza al ulular
despierta nuestros sentidos
que por la noche dormidos
se vuelven a levantar.

Su canto, oscuro canto,
penetra en nuestros oídos
como bolas negras
que resuenan
en el fondo del cerebro.
 
Uh!, Uh!,
como un cántico infernal
y un ritmo monótono
que carece de sentido.
 
Su resonancia acrecenta
la frecuencia del latido
y una tensión interior
nos hace gritar sin voz
sintiendo un enorme frío.
 
En soledad angustiados
nos mantenemos callados.
Evitar ser descubiertos
por estos monstruos alados.
 
Dicen que en la oscuridad
te ven con gran claridad!
por ello no nos movemos
del gran miedo que tenemos.
 
Clap! Clap!
Un aleteo estridente
más y más se hace presente!
Con el cuerpo atenazado
del temor con las mordazas
no podemos respirar;
el aire se torna espeso
con un sabor a linaza.
 
Uh! Uh!
Clap! Clap!
Un gran nudo en la garganta
intermitente nos sube
del estómago a la boca
y con rítmicas arcadas
devolvemos bruscamente
ensuciando nuestra ropa
con un olor pestilente!
Los intestinos se alteran
como si vida propia
tuvieran!
y un fluído marrón
nos inunda el pantalón!
 
Vaciados por todas partes
como de bruja las artes,
todo el temor que sentimos
en odio lo convertimos!
y en todo aquello que amamos
nuestro furor descargamos!
 
De tal forma liberados
que ya estamos preparados
para que por estos seres
seamos devorados,
esperando nuestro sino
sin saber que a las lechuzas
importamos un comino!
 
Nuestros miedos son internos
y en ellos se simbolizan
los seres imaginarios
que en nuestro interior habitan;
son terrores aprendidos,
son temores infundados.
 
Desde que hemos nacido
nuestro destino es morir,
y al vacío,
nos hallamos abocados;
y este temor a la nada,
como es impronunciable,
se hace más soportable
sentir miedo
de esta figurita alada.
 
Del libro Espurnes de Pluja i Foc / Chispas de Lluvia y Fuego
Copyright: Ferran Ausiró i García ISBN 8481900591 1995
Foto: Ferran Ausiró
Prohibida su reproducción y/o difusión por cualquier medio 

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